1 - Llevar una dieta saludable
Como sabemos, llevar una dieta sana ayuda a mantener una buena salud, a tener más energía y un aporte optimizado de vitaminas y nutrientes. Pero también hay que seguir algunas reglas para conciliar el sueño rápidamente.
Comer tres comidas variadas a horas fijas sincronizará tu reloj biológico y contribuirá así a un buen sueño. Los buenos hábitos se consiguen respetando las franjas horarias.
Por la noche, es aconsejable comer entre 2 y 3 horas antes de acostarse. Esto le da al cuerpo tiempo para enfriarse después de la digestión. Deben evitarse las comidas copiosas o grasientas antes de acostarse (salvo en ocasiones especiales, por supuesto).
También en este caso, un exceso de calorías provocará una digestión más lenta y difícil.
Para la cena, puedes optar por alimentos que favorezcan el sueño reparador al producir serotonina y melatonina. Dos hormonas que ayudan a dormir bien. Para ello, hay que preferir los alimentos ricos en triptófano (un aminoácido): legumbres, productos lácteos, aves de corral, chocolate, plátanos, avena, soja.
Además, los azúcares lentos ayudan a conciliar el sueño porque los hidratos de carbono ayudan a producir las famosas hormonas del sueño. Para la cena, puedes elegir entre pasta, arroz, patatas, legumbres con carne de ave (sin abusar de las proteínas animales que estimulan el organismo) o proteínas de soja, posiblemente acompañadas de un poco de pan. Y, por supuesto, cualquier verdura o fruta (especialmente plátanos y dátiles).
Una bebida caliente al final de la comida es una ayuda extra (si te apetece): puede ser leche tibia azucarada o una tisana o infusión a base de manzanilla, tila, verbena o incluso valeriana. La relajación está garantizada.